A veces el universo gira de formas inesperadas. A veces, en esas volteretas que da, te separa de tu otra mitad. A veces, también, te sorprende. ¿Qué pasa cuando cambian los planes? Cuando, de un pronto a otro, el horizonte cambia y ves el océano desde el otro lado del mundo.
Un paseo por las nubes
A veces hay antojos de un pronto a otro, pero a mí se me antojan las cosas más raras: subir al volcán Irazú para ver el atardecer.




Cuando se vive tan cerca y se ve a este gigante por encima de uno tan despejado y listo para ser visitado, es imposible resistirse.
Viendo la vista, queriendo volar por encima de las nubes infinitamente suaves, le agradezco al universo por estos pequeños regalos que nos da.
Murales inmensos, corazones aún más grandes
"Los buenos somos más", dice la gente por ahí. A veces, viendo a mi alrededor, me asusta que no sea real. A veces, viendo a mi alrededor, me preocupa que los malos sean más. Que los malos griten más alto, que hagan más daño. Que a los buenos no nos dé tiempo de enmendar el mal, que no podamos sanar las heridas. En cambio, a veces, viendo a mi alrededor, me alegro de ver impactos positivos, montañas repletas de granitos de arena de todos los buenos. A veces, viendo a mi alrededor, me enorgullezco de la gente, y me emociono por el arte, que ayuda a generar vínculos de ayuda, vínculos de bondad.
Desde el pasado fin de semana, más de 200 voluntarios (niños y niñas, señores y señoras mayores, adultos, adolescentes y hasta perros) llegaron desde lejos y desde cerca a Tirrases a poner una mano, una mano de pintura. Cada pincelada y cada brochazo, un granito de arena para la montaña. A la mano de diversas organizaciones, empresas y colectivos, los voluntarios y los artistas, se pintó el mural más grande del país - 200m de manitas, dibujitos y frases de unión y comunidad; todo con un cierre de oro, la frase mágica - SI FUERA DE ALGUN LUGAR TENDRÍA QUE SER DE AQUI, DEL CANTO DEL CORAZÓN DEL SUELO DONDE NACí.
Gracias Arquitectura Solidaria por ser una de las organizaciones que ayuda a impactar positivamente en el mundo y por querer y creer en mi trabajo.
Los artistas, los chicos de Boa Mistura
Agua que corre, sáname las heridas..
Cuando una camina
bajo los árboles,
bajo las gotas de lluvia,
todos los males se curan.
Cuando una camina
rodeada de paz,
llena de amor,
todos los males se curan.
Cuando una camina
entre la montaña
y se empapa de agua fresca,
todos los males se curan.






San Gerardo de Dota, San José, Costa Rica
La Perez-illa de Navarro
En un bosque muy tranquilo, vivía la pequeña Perezilla. Creció entre árboles, comiendo cuando quisiera sus hojitas. Dormía bajo los cálidos rayos del sol, bajo las eternas lunas, sintiendo la brisa del viento, oyendo las (deliciosas) hojas moviéndose a todo su alrededor.
Poco a poco, el bosque fue disminuyendo; poco a poco, se llenaba más y más el aire de ruidos extraños. Poco a poco, menos y menos árboles quedaban. Menos árboles y menos de sus preciadas hojitas.
Como Perezilla llevaba una vida tan tranquila, solo tenía que bajar de sus queridos arbolitos cada cierto tiempo. En una de sus excursiones, la descubrieron y, como no pudo regresar rápido a su árbol, se la llevaron en un camión.
Ahora vive en un nuevo árbol, rodeada de muchos más árboles, con muchas opciones diferentes en su menú de hojas. Ahora vive en un nuevo árbol, rodeada de nuevos vecinos: ardillas y felinos, pájaros e insectos, de vez en cuando una persona que pasa cerca. Ahora se oye nada más el viento que mueve las hojas y le acaricia su pelo.
Perezilla dejó su hogar de siempre, para ir a una nueva montañita, un nuevo hogar donde comer, dormir y ser feliz.





